lunes, 27 de julio de 2009

Cuídate.

Estuviste jugando en mi embarazo por eso ahora vienes cochino, por eso vienes con la sonrisa traviesa de romper la placenta, pero eso no es la vida, criatura, se trata de enterrar mis dientes de leche en un pobre animal enfermo para que digas que te quiero, para que el frío no nos haga pedazos. Mírate, tienes los ojos distintos no por su color ni por su brillo, sino por el lugar en que se ubican en tu cara amarilla. No te asustes de mi cara, no es que las palabras de las señoras me cosan la boca, es que mi boca no quiere perder su lengua acicalándote ¡qué no me resisto a la horizontal que cruza tu manita toda! Esa maldición escrita con el único alfabeto que me importa, la cara de Cristo en la cordillera que ven las niñas municipales, los niños municipales dicen que abren el grifo para soportar el verano, pero yo sé que quieren que se quemen las casas de sus padres en el otoño. Cuídate de todos menos de mí, para amarte de esta forma he ovulado con las manos de hombre, todavía mastico polillas para que cuando te bese sientas el olor de la noche porque yo nunca te contaré un cuento de niños, otros harán de la literatura un somnífero en ti, sólo debo decirte cuídate del cazador que puede sacar mujeres vivas de adentro de los lobos, los lobos son sólo perros con hambre, guarda esa piedra ¡carajo! soy tu madre y tu padre, me debes la vida y te la voy a cobrar.


Este poema es del libro Mi hijo down de Pablo Paredes, un poeta chileno que escribe bonito y no pasao a guano


domingo, 26 de julio de 2009

¿vos nunca hiciste nada por amor?

Me estremeció una noticia que leí esta mañana en el diario; la recorté y la guardé en uno de los cajones de mi archivo, entre esos tantos retazos que en estos años me han ayudado a vivir.
Una mujer, en un crudo invierno, apenas con una remera y un pantalón, se escapó del hospital siquiátrico con el deseo de ir a buscar a su compañero. Aprovechando la distracción del maquinista, robó una locomotora y, haciéndola funcionar sin dificultad, comenzó su odisea. El había trabajado en el ferrocarril y le había enseñado a conducir trenes y ''muchas cosas más''.
''Si supieran ustedes lo que es el amor, me dejarían seguir'', le decía al oficial que la detuvo y, mientras la llevaba a la comisaría, con llantos desesperados gritaba: ''¿Vos nunca hiciste nada por amor?''.
(...)
He querido rescatar esta historia de entre mis papeles, ya que de alguna manera, cuando el razonamiento nos conduce al borde de la psicosis colectiva, estos actos son lo más parecido a una salvación.


Extracto 'antes del fin', Sábato.



Empiezo mal.

Muchas veces me dan ganas de escribir, pero pocas de publicarlo. Como tantas veces, estoy actuando guiada por razones que mañana harán que me arrepienta y deje este sitio botado como otros, como puede que no. En estas vacaciones invernales he estado leyendo algunas cosas y viendo varias películas, así que lo publicado acá serán una especie de recortes de las cosas que me han estado llamando la atención, y como no todos es tan seriote y no quiero que esto parezca noticiero, habrá algo deblogdelagina (para ti perro).